Llegas al momento del postre y sí, en tu restaurante favorito te presentan un flan de café que no solo te deja con un buen sabor de boca, sino siempre con ganas de más.

¡Es hora de aprender a hacerlo! Aunque en las redes hay muchas opciones, entre nuestras favoritas está esta receta de flan de café.

Pero vamos a ir paso a paso enseñándote para que sorprendas a tus invitados la próxima vez que lleguen a tu mesa.

Lo primero, acercarte a un supermercado a conseguir todos los ingredientes. Lo cierto es que el flan no es de los postres más complicados así que no vale rendirse antes de tiempo.

Lo dicho, en el supermercado, lo primero que tendremos que comprar es café, la base de todo este manjar, leche entera, leche condensada, huevos y azúcar.

Aunque te parezca contradictorio, lo primero que tendrás que hacer es el característico caramelo del flan para ponerlo en la base del molde que vayas a usar. Piensa que es lo que acabará arriba posteriormente. Para ello, lánzate con el ¡azúcar!

Hacer caramelo es tan sencillo como fundir el azúcar a fuego fuerte. Aquí vamos a dejar a tu gusto la cantidad. Una vez conseguido, vuélcalo en el molde y deja que repose mientras preparas el resto. Nuestra recomendación es que enfríes el azúcar alrededor del molde para que luego recubra todo o casi todo el flan. Eso le dará un toque único

Necesitarás ahora un bol y cuatro huevos. Bátelos, añade casi 400 gramos de leche condensada y vuelve a batir hasta que quede homogéneo. El truco es no dejar de batir mientras se va añadiendo este ingrediente y también, posteriormente, la leche, aproximadamente 300 ml más.

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A continuación, prepara un par de cafés porque necesitarás dos tazas. Ahora con las cápsulas es más sencillo, pero sino calcula dos tazas normales para también añadirlos a la mezcla y volver a ligarlo adecuadamente.

Con esto, ya tendrás la mezcla preparada y llega el momento de cocinarlo.

Con el horno precalentado a 170º, esta mezcla, ya integrada en su totalidad en el molde final, tiene que ser cocinada al baño maría. Esto significa, para los poco acostumbrados a la cocina, que debe incluirse dentro de un recipiente que lo abarque lleno de agua. Así, el agua hervirá y será la que de verdad dé la temperatura a la cocción y cocina del postre.

Aunque sencillo, necesitarás esperar 40 minutos para que esté listo. Con mucho cuidado porque la temperatura será considerable, saca todo, espera a que se temple, desmolda, y deja que vaya enfriándose, sin prisa.

Cuando ya haya perdido el calor, si quieres, llévalo al frigorífico para servirlo luego frío.

Desde luego, acompañado por una decoración de frutas del bosque o bien de menta puede quedar como una sorpresa digna de un gran chef.

Como habrás visto, no es una receta dificil ni con ingredientes complicados de encontrar en cualquier supermercado, así que no hay excusa para no lanzarse a la cocina para saborear uno de los postres más de moda y menos utilizados en los domicilios.