La desnutrición crece entre chicas adolescentes y mujeres, con más de 1.000 millones de afectadas en el mundo

– Según Unicef

MADRID, 07 (SERVIMEDIA)

Más de 1.000 millones de chicas adolescentes y mujeres sufren desnutrición –que incluye bajo peso y/o baja estatura, deficiencias de micronutrientes esenciales y anemia–, carencias que tienen repercusiones devastadoras para sus vidas y su bienestar.

Así lo indicó Unicef en un nuevo informe publicado este martes con motivo del Día Internacional de la Mujer que se celebra mañana, 8 de marzo.

Bajo el título ‘Desnutridas y olvidadas: una crisis mundial de la nutrición de las adolescentes y las mujeres’, el trabajo se centra en los 12 países más afectados por la crisis de nutrición que sacude el mundo (Afganistán, Burkina Faso, Chad, Etiopía, Kenia, Malí, Níger, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Sudán y Yemen).

Según sus resultados, el número de adolescentes, mujeres embarazadas y lactantes que sufren desnutrición aguda en estos países pasó de 5,5 millones en 2020 a 6,9 millones en 2022, un 25% más. Estos 12 Estados representan el epicentro de una crisis mundial de la nutrición que ha empeorado debido a la guerra en Ucrania y la sequía, los conflictos y la inestabilidad persistente, señaló Unicef.

Tal situación agrava una crisis de nutrición entre las adolescentes y las mujeres que ya llevaba mostrando signos de deterioro durante las dos últimas décadas.

AMENAZAS

Para la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell, «la crisis mundial del hambre provoca que millones de madres y sus hijos sufran hambruna y desnutrición grave. Sin una acción urgente de la comunidad internacional, las consecuencias podrían durar varias generaciones», advirtió.

Agregó que la nutrición deficiente de las niñas y las mujeres puede debilitar su inmunidad, mermar su desarrollo cognitivo y aumentar el riesgo de que padezcan complicaciones potencialmente mortales durante el embarazo y el parto, con consecuencias peligrosas e irreversibles para la supervivencia, el crecimiento, el aprendizaje y la futura capacidad de generar ingresos de sus hijos e hijas.

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En todo el mundo, 51 millones de niños y niñas menores de dos años sufren retraso en el crecimiento, lo que significa que su estatura es demasiado baja para su edad debido a la desnutrición.

En la mitad de los casos, este retraso comienza durante la gestación y los primeros seis meses de vida (el periodo de 500 días en que el bebé depende totalmente de la nutrición materna), según se indica en un nuevo análisis que figura en el informe. «Si queremos prevenir la desnutrición infantil, debemos abordar también la desnutrición de las adolescentes y las mujeres», puntualizó Russell.

DESIGUALDADES

Asia Meridional y África Subsahariana siguen siendo el epicentro de la crisis nutricional para las mujeres y las adolescentes, pues en estas dos regiones viven 2 de cada 3 mujeres con bajo peso del mundo y 3 de cada 5 con anemia. Además, las adolescentes y las mujeres de los hogares más pobres tienen el doble de probabilidades de sufrir bajo peso que las de los hogares más ricos.

Las crisis mundiales perjudican «de manera desproporcionada» el acceso de las mujeres a unos alimentos nutritivos, y destacó que en 2021 había 126 millones más de mujeres que de hombres en situación de inseguridad alimentaria.

Si se comparan con los 49 millones más que había en 2019, esto supone un aumento de más del doble en la brecha de género con respecto a la inseguridad alimentaria.

Desde 2021, Unicef ha intensificado sus esfuerzos en los países más afectados por la crisis nutricional mundial, como Afganistán, Burkina Faso, Chad, Etiopía, Haití, Kenia, Madagascar, Malí, Níger, Nigeria, República Democrática del Congo (RDC), Somalia, Sudán del Sur, Sudán y Yemen, con un plan de aceleración para prevenir, detectar y tratar la emaciación (desnutrición aguda grave) en las mujeres y los niños.

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En este informe, hace un llamamiento a gobiernos, donantes humanitarios, organizaciones de la sociedad civil y agentes del desarrollo para que transformen los sistemas alimentarios, de salud y de protección social, con medidas centradas en las adolescentes y las mujeres.

Entre otros puntos, propone facilitar su acceso a una alimentación nutritiva, segura y asequible y protegerles del consumo de alimentos ultraprocesados; ampliar el enriquecimiento a gran escala de los alimentos de consumo habitual, como la harina, el aceite de cocina y la sal; impulsar el acceso de las mujeres a servicios de nutrición esenciales durante el embarazo y la lactancia, lo que incluye la administración de suplementos de micronutrientes múltiples durante la etapa prenatal; y ampliar el acceso a programas de protección social para las adolescentes y mujeres más vulnerables, mediante transferencias en efectivo y cupones de alimentación.